miércoles, 24 de febrero de 2010

Jorge Iván Flórez Cárdenas comandante de la policía metropolitana de Cúcuta



Antes de llegar a Cúcuta, el 10 de junio de 2007, venía de desempeñarse cinco años como jefe nacional de la unidad contra el terrorismo de la policía nacional. Y advierte que el 80 por ciento de su carrera lo ha pasado en la policía judicial y haciendo inteligencia.

Al coronel Jorge Iván Flórez Cárdenas se le siente el marcado acento de su patria chica: Caldas. Recuerda que entró a la escuela de cadetes a principios del 2003, pero ha podido hacer otras especializaciones, no tan inherentes a su profesión, como administración de empresas en la Universidad Cooperativa de Colombia; un año de ciencias políticas en Toulouse, Francia, y un año de inglés en Estados Unidos. Pero también ha recibido instrucciones que sí tienen que ver con su uniforme: posgrado de seguridad en Nueva York y adiestramientos especiales contra el terrorismo en la guardia civil española.

Es un enamorado de las estadísticas. En sus carpetas carga comparaciones de lo mínimo que uno pueda imaginar. Como por ejemplo: que el sábado es el día que más se cometen homicidios en Cúcuta y su área metropolitana y que las horas predilectas para hacerlo oscilan entre las 6:00 de la tarde y las 12:00 de la noche. O que el 85% de los muertos son oriundos de Norte de Santander, el 6%, de Santander; el 3%, de Venezuela; el 2%, de Cundinamarca; de Antiquia, Cesar, Tolima y Córdoba otro 1%. O también que el año pasado hubo más mujeres asesinadas que hombres.

A veces se siente frustrado por la aplicación del nuevo sistema penal acusatorio, pero busca justificar cada acción para poder continuar. Le ocurrió un caso concreto hace cuatro meses: unos sicarios dispararon a cuatro personas, muy cerca del CAI del parque Nacional. Dos policías reaccionaron y persiguieron a dos de los que querían ejercer la ley por su propia cuenta. “Uno huyó hacia Alejandría y la gente se interponía. Sin embargo, el policía lo agarró, forcejeó y nadie lo ayudó. Casi lo desarma. Quedó golpeado y la gente siguió obstruyendo. Bajó a un sótano y lo encontró cambiándose la camisa en una bodega. Lo agarró y lo llevó ante el fiscal y de ahí pasó al juez, quien consideró que la sola versión del policía no era prueba suficiente. Al otro día quedó libre. Me imagino haciendo de las suyas”.

Usted asumió como comandante de policía de Norte de Santander y el 10 de diciembre del 2008 pasó a ser comandante de la policía metropolitana de Cúcuta. ¿Para qué ha servido el nuevo rótulo?

Para más efectividad en el control del delito. Ha sido un punto de quiebre en lo que tiene que ver con la inseguridad. No se hubiesen podido traer 700 policías, 200 vehículos, 150 motos y la cifra de los diferentes delitos se habría multiplicado.

¿Cuánto se le ha inyectado en dinero?

Se le han invertido unos $23 mil millones, pero aquí el sector privado como la cámara de comercio no ha aportado tanto como en otras ciudades.

¿Y necesitan más para combatir la delincuencia?

Diariamente los delincuentes nos ofrecen más reto. Los que actúan hoy no son los mismos de antes. Ellos también evolucionan. Y nosotros no nos podemos quedar atrás.

¿Su gran preocupación?

El fenómeno de las bandas criminales.

¿De dónde han emigrado?

De varias partes, como Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Córdoba y Sucre.

¿Pero ese fenómeno de dónde es heredado?

De la atomización de la banda criminal de la oficina de Envigado.

¿Por qué llegó a Cúcuta?

Por su ubicación geográfica estratégica en el tema del narcotráfico, de los insumos, del Catatumbo con su drogas, laboratorios. Son bandas criminales, pero su fin primordial es el narcotráfico.

¿Y estamos invadidos?

Las bandas tratan de apoderarse de las ciudades por medio del microtráfico, que tiene que ver con el consumo puntual de dosis callejera. Es la manera de manejar un imperio.

¿Los carteles del Valle han tenido influencia también en esta zona?

En un principio la génesis podría ser el fenómeno del paramilitarismo. Pero en un principio el paramilitarismo no dominaba por regiones sino que dependían de los bloques. Esa desmovilización del 2004 significó después que aparecieran, por ejemplo, las Águilas Negras que después se extendió. Aquí estuvieron influenciadas por el Valle del Cauca, más exactamente por la organización Varela. En estos momentos vemos la hegemonía de Los Rastrojos.

¿Cómo lo han determinado?

Porque cuando hemos dados golpes contundentes encontramos gente desmovilizada del bloque de Urabá y Calima. Los Rastrojos serían herederos de Varela y los que han venido disputando el control del microtráfico y narcotráfico serían de la banda Los Paisas o Urabá.

¿Y qué pasó con la guerrilla?

El Ejército de Liberación Nacional ha tratado de entrar también, pero no podemos permitir ni lo uno ni lo otro.

¿Es difícil de combatir ese fenómeno?

Difícilmente nos vamos a ausentar de ese fenómeno. Es un mapa muy complejo donde hay varios actores y varios bandos: unos amigos se han unido a enemigos y viceversa en distintos sectores del país.

Ustedes han criticado mucho el sistema penal acusatorio. ¿Por qué?

Es muy bueno el sistema, pero muy difícil su aplicación. Por ejemplo, a un sicario pueden agarrarlo con el arma, pero no en flagrancia, entonces no puede ir a la cárcel.

¿A otras ciudades les va mejor?

Cali también se preocupa porque tiene trece fiscales conociendo asuntos de homicidios y nosotros, en Cúcuta, solo dos fiscales conocen los casos de homicidios. Uno, trabaja con el nuevo sistema penal acusatorio y el otro evacuando los casos que vienen de la ley anterior, la 600. Estamos débiles en ese sentido.

¿Y el homicidio ha bajado o se ha incrementado en Cúcuta?

Parece ser algo contradictorio. En las grandes ciudades ha bajado el homicidio en un 35%. Cúcuta es la ciudad que de lejos ha tenido resultados más optimistas. Si sólo vemos el tema del homicidio que es el que evidencia si la política de seguridad democrática funciona o no.

El homicidio en Cúcuta decreció en un 15% el año pasado. Se cometieron 63 homicidios de civiles. Aquí no se contabilizan militares ni delincuentes dados de baja.

¿A veces las cifras son contradictorias?

Sí, pero es la ciudad que menos diferencia tiene en los consolidados.

¿Esa brecha a qué se debe?

Muchas veces porque consideramos que los muertos no fueron en Cúcuta, sino traídos de otras partes. Lo que quiero significar es que la cifra es halagüeña porque es un desbalance muy corto, con respecto a otras ciudades.

¿Qué medidas se han tomado para frenar el fenómeno de las bandas criminales?

No tenemos que esperar que ocurra lo de Medellín para tomar medidas. En Medellín hay una unión excelente entre la Fiscalía y la Policía, pero como consecuencia del fenómeno que sucedió. Hay cosas que hay que copiar. Desde el nivel central se fortalecieron algunas estructuras para combatir ese fenómeno de las bandas criminales.

¿Y aquí a qué se ha traducido?

Estamos aplicando a las patrullas un novedoso sistema. Solicité que fuésemos piloto, donde se hicieran las pruebas. Son 160 equipos portátiles para hacerle seguimiento minuto a minuto, hora a hora, día a día y mes a mes, a las patrullas en lo que son sus funciones georeferenciales.

¿Cuándo entrarían en funcionamiento?

La idea es que va a estar controlado por un comando operativo. Actualmente cuando ocurre un hecho delincuencial, lo que una sala de radio hace es: las patrullas que están cerca acuden atender ese asunto. En este caso el jefe de operaciones sabe dónde están exactamente las patrullas y podrá hacer unos cierres ordenados a una eventualidad.

Por la falta de tecnología, en estos momentos, estamos como los niños jugando fútbol: todos detrás del balón. Queremos evolucionar donde cada quien cumpla un rol y cubra el campo de manera estratégica. Y actuar en equipo.

¿La vigilancia comunitaria también será novedad?

La policía comunitaria funciona desde hace 14 año con un porcentaje mínimo. Ahora será por cuadras. Se visitaron ejemplos de Chile y París para poner en práctica el primero de junio.

¿Usted también abanderó el grupo de operaciones especiales?

El Goes lo creamos y las demás ciudades lo replicaron. Se retroalimentó con 50 motos que valían $20 millones cada una y carabina de asalto israelí, para enfrentar a los delincuentes que se “parchaban” en sitios estratégicos. El alcalde de ese entonces Ramiro Suárez y el gobernador Luis Miguel Morelli contribuyeron económicamente.

¿Es cierto que fue demandado por la comunidad gay por frenar los atropellos que venían cometiendo con los transeúntes, tal como se vio en un video?

Quiero aclarar que no tenemos nada en contra de la comunidad gay, pero si recriminamos ciertas acciones y contravenciones de un grupo en el centro de la ciudad. El ser travesti no los exime de unas obligaciones con la sociedad. Un sector muy reducido viene dedicándose al atraco, lesiones personales y a mostrar sus partes íntimas y a usar las calles como baño. Incluso allí hay menores de edad. He recibido una cantidad de demandas porque creen que los estamos lesionando. Eso es un error.

Cifras

A principio de año logramos consolidar cifras y vemos que el año pasado decreció en la metropolitana de Cúcuta la tasa de homicidios de civiles en un 15%.

Sólo hubo tres casos de secuestro.

No hubo acciones terroristas, que están ligadas a la subversión.

Advirtió: “ojo la amenaza terrorista en Cúcuta no se ha terminado. Estamos situados geográficamente en un punto donde la subversión delinquió durante varios años y donde tenemos unas facilidades que genera la zona selvática del Catatumbo.

Las lesiones comunes no tuvieron reducción.

En el 2008 hubo 276 y el año pasado 275.

El hurto común a personas, a residencias y comerciales disminuyó en un 43%. De 237 casos pasaron a 209 el año pasado.

El año pasado hubo 86 vehículos menos hurtados. Se redujo en un 36%. Se recuperaron 269 vehículos el año pasado.

En cambio robaron más motocicletas el año pasado que en el 2008, 178. Se recuperaron 185.

En el 2008 se capturaron a 1874 personas y 3745 el año pasado.

El año pasado se capturaron 60 subversivos, 11 más que el 2008.

El año pasado capturaron 108 bandas criminales, 32 más que en el 2008.

Se incautaron 672 armas ilegales en el 2009, casi que la misma cantidad del 2008. De esas 420 han quedado dentro del proceso por el porte ilegal.

Con permiso fueron decomisadas 2291 armas.

Este año van cometidos 55 homicidios y “eso es muy preocupante”.


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