sábado, 20 de febrero de 2010

Carlos Gamboa: “Desarrollo es tener buena calidad de vida y empleo”



Criado entre los barrios Blanco y Caobos, Carlos Gilberto Gamboa Sus estudió la primaria en el colegio Calasanz y el bachillerato en el Seminario Menor.

Tanto era su interés por el deporte, que aprovechaba el recreo para trotar. Luego, se formó en el tenis y dedicó 25 años a jugar boliche, disciplina con la que representó a Colombia en escenarios internacionales y obtuvo importantes logros.

Al momento de escoger una carrera universitaria, Carlos Gamboa decidió continuar la tradición comercial de los padres, Gilberto y Clara Cecilia, e ingresó a la Universidad Santo Tomás de Aquino, en Bogotá, donde obtuvo el título de Economista y Administrador de Empresas.

Cuando este padre de tres hijos culminó los estudios superiores, tenía claro que debía regresar a su ciudad natal para desarrollarse como profesional y ofrecerle los conocimientos adquiridos. De esta manera entró a trabajar en la Cámara de Comercio de Cúcuta, donde laboró como director de promoción y desarrollo, por un año y medio.

Con el propósito de aprender inglés, renunció a este cargo y se trasladó a Estados Unidos. Allá residió durante dos años en Boston, Illinois y Texas.

Tras obtener una beca, viajó a Osaka (Japón) donde cursó estudios en desarrollo industrial, durante seis meses. Luego, hizo una especialización en Alta Gerencia, en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá.

Además, Carlos Gamboa trabajó en la Banca, fue asesor del Sena y por siete años gerenció la Corporación Financiera de Desarrollo. También estuvo en una empresa de subsidio en Cúcuta, como jefe de planeación. Después, fue pequeño empresario y se dedicó como consultor y asesor del Departamento.

Este hombre se levanta cada día a las cinco de la mañana, para trotar y mantener una vida saludable que se ve reflejada en su trabajo.

Ha sido una persona vinculada a los procesos Camerales. Por tal motivo, retornó a la Cámara de Comercio de Cúcuta, donde actualmente se desempeña como coordinador de la Unidad Gestora de Proyectos del Departamento de Promoción y Desarrollo.

¿Cómo fue la experiencia de vivir en Japón?

Este es un país muy desarrollado, donde uno encuentra de todo. Fue una gran experiencia pues es uno de los mejores del mundo en economía. Allá, conocí la cultura y cómo pensaban los chinos en materia de recursos humanos, tecnología, disciplina y organización. Aunque es una cultura cerrada, son gente de gran sensibilidad que tratan de compartir su riqueza con países emergentes como Colombia.

¿Recuerda alguna anécdota en ese país?

Recuerdos que nunca se borran, como el estar donde cayó la bomba de Hiroshima, en el Domo, en la plaza de la Paz. Eso para mí fue un gran impacto. También estuve en el museo de la Segunda Guerra Mundial. Esos fueron los momentos más importantes que viví allá, sentir que en ese punto del planeta hubo un acontecimiento mundial. Los chinos son conscientes de que la guerra fue un factor de crecimiento importante.

¿Cómo llegó a practicar boliche?

Empecé a practicar en el Club Tenis y conseguí resultados regionales importantes. Todo se dio por una anécdota, en 1974 se acercaba un Campeonato Nacional Juvenil en Bogotá, al cual pasaba un solo representante del departamento. Disputé la eliminatoria y perdí, pero debido a que quien ocupó el primer lugar no pudo asistir, me mandaron a Bogotá y quedé en segundo puesto. Eso despertó un fervor por este deporte, ya que era una figura nacional. Fueron unos 25 años jugando bolos.

¿Qué otros logros alcanzó en esta disciplina deportiva?

En 1975 fui Campeón Nacional, representando a Norte de Santander. Luego representé a Colombia en Estados Unidos, en el torneo de las Américas. En 1976, se repitió esta victoria y pasé a la categoría de mayores. Así empecé a hacer el recorrido nacional e internacional. Aunque en 1978 no clasifiqué al Mundial, asistí al Sudamericano de Lima, Perú, donde ocupé el quinto lugar. Después fueron 10 años de competencia con triunfos intermedios, hasta que en 1988 jugué el selectivo nacional para ir a los Juegos Olímpicos y pasé. Participé por Colombia en las eliminatorias americanas y a pesar de no clasificar, fue una experiencia positiva. En 1989, representé a Colombia en los Juegos Bolivarianos en Venezuela, donde obtuve medalla de bronce. Debido a que el trabajo me impedía un entrenamiento estricto, bajé la tensión y me retiré.

¿Cuál es la situación económica actual de Cúcuta?

En este momento, veo que la ciudad replantea su formato y busca otras salidas. Hay grandes expectativas respecto a políticas nacionales. También veo una ciudad golpeada, pero con gente madura con la que podemos mejorar el desarrollo y proceso económico. El 2010 va a ser un año lento pero de progreso más sostenido. En los últimos diez años, Cúcuta ha tenido periodos importantes de crecimiento en las exportaciones. En materia de empleo, estamos unos puntos por encima de la media nacional, pero tenemos debilidades, somos una ciudad de mucha informalidad. Las instituciones tienen que ser más conscientes de que tenemos que mejorar procesos, para que nos vean ante el entorno nacional como una ciudad de progreso.

A la hora de hacer análisis económicos, ¿se tienen en cuenta fenómenos como el narcotráfico, la piratería, entre otras prácticas ilegales?

No, porque es difícil saber cuánta plata llega por otros sectores que obviamente afectan a la economía, tanto positiva como negativamente, eso es una verdad que no hay que taparla. Sin embargo, no estimamos ni tratamos de meternos en eso porque no nos compete, porque uno analiza la economía con las variables formales. De resto, analizamos otros factores como la inflación, el desempleo, el tránsito fronterizo, la capacidad hotelera y los recaudos de las ventas.

¿Cuál sería el modelo económico ideal que propondría para esta región?

Quiero una ciudad con buenos servicios, con empresas multinacionales, donde haya mucho sentido de pertenencia y que la gente sea cívica. Una ciudad consciente de que la informalidad nos trae atraso. Ese es el modelo que podemos lograr poco a poco.

¿Cuál es la importancia de la Cámara de Comercio?

Esta es una entidad de mucho valor para la ciudad. A veces, la gente no es consciente del esfuerzo que hace la Cámara de Comercio para entregar programas importantes. Es una empresa estratégicamente clave para el desarrollo de la ciudad, pues allí se concentra una visión integral de la localidad. La Cámara de Comercio aglutina todos los sectores de la actividad económica, no es una autoridad pero sí una empresa que aconseja hacia dónde se dirige la ciudad en materia económica. Generamos espacios de confianza para que el empresario diseñe proyectos.

Para usted, ¿qué es desarrollo?

Desarrollo es tener buena calidad de vida y empleo. Es involucrarse en procesos de la ciudad, compartir con todo el entorno y aportar ideas. Como servidor público y privado, ser buen amigo de Cúcuta. Eso es desarrollo desde el punto de vista natural no científico, es integración.

¿Es clave mantener buenas relaciones fronterizas?

Estratégicamente, nuestra frontera natural es Venezuela. Pero hay que insistir en las salidas al mar, ahí tenemos una desventaja. Tenemos que ser abiertos y crear fronteras mentales mundiales. También nos falta desarrollar zonas verdes y complejos logísticos para que la gente venga e invierta.

¿Lidera excursiones a China?

Uno de los objetivos de la Cámara de Comercio es brindar oportunidades de negocios a los empresarios y gente en general, entonces organizamos misiones comerciales a la China y a otros países. Es importante conocer cómo piensan los chinos, qué hacen, y bajo esa expectativa marcar tendencias hacia dónde vamos. Este año en abril, es la tercera misión a Expo Shanghái y simultáneamente vamos a la Feria de Cantón.

¿Qué metas profesionales tiene?

Seguir investigando en materia económica, como es el consumo de la ciudad. Tratar de que Cúcuta genere su propio mercado y demanda, analizar todos los procesos que se dan para poder aportar un granito de arena al desarrollo que queremos. También llevar a cabo actividades grandes, como ruedas de negocios, pues es importante que la ciudad progrese para que sus habitantes se sientan bien.


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