domingo, 28 de febrero de 2010

Conversación informal con Antonio José Lizarazo Ocampo



Para ponerse al frente de su familia tras la muerte de su padre, Antonio José Lizarazo pidió su traslado a la Universidad Libre de Cúcuta y allí fue donde lo conocí. Él estudiaba de noche, yo de día, pero siempre llegaba a la hora de los descansos para coquetear con una compañera de mi curso, y así empecé a conversar con él acerca de sus aspiraciones, de su deseo de viajar al exterior para especializarse y de sus sueños políticos.

A pesar de que era y sigue siendo tímido, me llamó la atención su capacidad de liderazgo, su inteligencia y la claridad que tenía para fijarse metas, proyectar su futuro y creí en Antonio. Pienso que no me equivoqué. Ha sido un triunfador, un profesional respetado, un enamorado de su carrera y de lo que hace, pero por sobre todo, un buen amigo.

¿Quién fue Luis Carlos Galán?

Luis Carlos Galán fue para mí, como lo fue también para muchos jóvenes de mi generación, un líder que encarnaba los ideales de cambio, de transformación de la sociedad colombiana, que propugnaba por una forma distinta de hacer política. Yo era líder estudiantil de la Universidad Libre, simpatizante de la izquierda democrática y probablemente, lo que más me atrajo de Galán fueron sus discursos en defensa de las riquezas minerales del país, muy afines con el pensamiento más progresista de la época.

Usted fue muy cercano a Galán…

Algunos años después de mi adhesión a su causa comprendí el por qué de mi afinidad con él. Estábamos en una correría por Tibú y doña Gloria, su esposa, iba al lado mío. Nos pusimos a conversar y le comenté que yo encontraba muchos elementos del pensamiento de Gramsci en los discursos de Galán. Me contestó que cuando vivían en Italia él había estudiado su obra. Yo también la conocía, porque era miembro del Círculo de Crítica Jurídica Antonio Gramsci, un grupo de estudiantes de derecho de la Universidad Libre de Bogotá, en el que analizábamos el pensamiento de este ideólogo italiano, de la izquierda moderada de ese país. Gramsci rechazaba la violencia como método de acción política y planteaba la necesidad de la formación de intelectuales capaces de dirigir procesos de cambio social.

Galán daba la sensación de ser una persona distante…

Marcaba distancia con la gente, pero al mismo tiempo era muy cálido. Con los años terminé siendo muy cercano a él y conocí a un hombre de familia, muy cariñoso con sus hijos y su esposa a quienes cuidaba con dedicación.

¿Era tímido?

Creo que sí, pero en la tribuna se transformaba. Cuando decía un discurso y empezaba a subir el tono de la voz, hacía vibrar la tarima. Era impresionante la energía de su oratoria. Podía encontrase frente a multitudes o frente a pocas personas, pero siempre hablaba con entusiasmo y respeto por el auditorio, con mucha profundidad sobre los temas de que se ocupaba. En Galán la política encontraba una razón de ser. Le imprimía contenido y no estaba simplemente en la búsqueda de votos para ganar unas elecciones, pues su verdadero propósito era cambiar el país.

¿La timidez era otro punto de coincidencia con Galán?

Probablemente. Soy más tímido de lo que la gente cree. Muchas veces he sentido dificultad para hablar en público.

¿Quién es Antonio José Lizarazo?

Soy un soñador que cree que las cosas pueden ser mejores. Desde que tuve conciencia de mi mismo como ser social, por allá en la época del Seminario Menor de Floridablanca, en donde estudié para ser sacerdote, empecé a pensar seriamente en mi proyecto de vida y me aproximé por primera vez a los temas sociales. Me defino también como un idealista, a veces un poco ingenuo frente a ciertas realidades. Trato de hacer de la mejor manera posible las cosas en las que me comprometo y podría decir que el lema de mi vida, como lo fue el de mi Gobernación, se resume en esta frase corta: “las cosas bien hechas”.

¿Si hubiera continuado en el seminario sería san Antonio Lizarazo o el padre Alberto de Miami?

(Risas) No sé. Creo que una combinación de ambos. (Más risas).

¿Qué es el amor?

Es un sentimiento fundamental en la vida de los seres humanos. Es el motor de todo lo que hacemos y de muchas de nuestras más importantes decisiones en la vida.

¿Qué diferencia hay entre el amor y la pasión?

Hay diferentes clases de amor, pero el que se profesa por la mujer que se ama siempre va acompañado de pasión. La pasión no necesariamente está ligada al amor, pero el amor si lo está a la pasión. Esa es la diferencia.

¿En estos momentos, qué ama?

Lo que más amo en esta vida es a mi hijo José Manuel, pero también a mi familia, a mi esposa, a mi mamá.

¿Qué le apasiona?

Me apasiona ser útil a la sociedad. Veo con mucho dolor a los niños en la calle y a los ancianos pidiendo limosna para sobrevivir. Cuando percibo tantos hechos de exclusión social, de injusticia y de discriminación, siento la necesidad de contribuir de alguna manera para cambiar esa terrible realidad.

¿Sí fuera Presidente, cual sería su programa de gobierno?

Eso me lo ha preguntado mi hijo, pero como no aspiro a serlo, no he pensado en tal programa. Sin embargo, creo que la prioridad de un gobernante demócrata ha de ser la de trabajar en función de garantizar igualdad de oportunidades, para lo cual son indispensables buenos servicios en educación y salud. Me parece inadmisible que la sociedad tolere seres en la calle dependiendo de la caridad de los demás. Hay unos derechos y unos mínimos de calidad de vida que deben ser garantizados por el Estado con el concurso de la sociedad.

¿En su gobernación trabajó por la gente desprotegida?

Sí, claro. Muchas decisiones de mi administración estuvieron inspiradas en esos ideales. Suprimí gastos innecesarios y promoví reformas administrativas y presupuestales para mejorar la inversión en educación y salud con énfasis en los niños.

¿Su gobernación fue buena, mala o regular?

Desde el momento en que fui nombrado, tuve claro que prefería permanecer un minuto como Gobernador siendo coherente con el proyecto político que había defendido en el Nuevo Liberalismo. Estoy muy satisfecho con mi gestión; hice lo mejor que pude en unas circunstancias complejas y difíciles. Todavía, después de 19 años, recibo muchas expresiones de reconocimiento y a menudo me dicen cosas muy amables sobre mí labor. Siento gratitud con el Presidente Gaviria quien me apoyó a pesar de las dificultades políticas del momento.

¿Cuál fue su mayor frustración como gobernante?

No disponer de recursos suficientes para atender tantas y tan variadas necesidades de la población. El nuestro es un departamento relativamente pobre, asentado en un territorio inmensamente rico pero inexplotado.

¿A qué le atribuye sus éxitos, a la suerte o a su inteligencia?

Creo que en la vida hay mucho de suerte, pero con la sola suerte no se logra el verdadero éxito. Se requiere de esfuerzo personal, de perseverancia, de capacidad para asumir riesgos, de los amigos que creen en uno, de tantas cosas… El éxito no puede ser un fin en sí mismo, es más bien el resultado de hacer las cosas bien.

¿Qué opina de la reelección?

La institución de la reelección no es buena ni mala en sí misma. Por el contrario, creo que en algunos casos es útil, porque permite prolongar el período cuando un gobierno es exitoso. España –aunque no tiene un sistema presidencial- es un ejemplo con Felipe González, quien gobernó por tres períodos consecutivos, con muy buenos resultados para su país.

¿Entonces por qué es tan controvertida?

Porque el actual proyecto es inoportuno. Se está tramitando durante un proceso electoral en marcha y altera el equilibrio de poderes que requiere una sociedad democrática. En las actuales circunstancias no me parece bueno para Colombia. Sin embargo, defiendo el derecho de los colombianos a decidir democráticamente si aprueba o no esa reforma constitucional.

¿Le ha gustado Uribe cómo gobernante?

Creo que el presidente uribe ha enfrentado con éxito, el mayor problema que durante muchos años ha tenido la sociedad colombiana, como lo es el de la violencia generada por grupos armados al margen de la ley. Reconozco en el Presidente su capacidad de trabajo y su dedicación a los asuntos públicos, pero hay otros aspectos de su gestión que no me convencen.

¿Cúal es el mayor acierto de este gobierno?

La seguridad democrática.

¿Y los desaciertos?

Pienso que hay desaciertos en la política social; en el manejo de las relaciones exteriores; en las reformas que el país requiere en materia política y electoral.

¿Qué opina de Pardo?

Rafael Pardo es un extraordinario dirigente. El que mejor conoce el tema de la violencia porque lo ha estudiado y además porque se ha desempeñado en cargos públicos de la más alta responsabilidad en esa materia. Para mí es el liberal mejor preparado para dirigir la acción del Estado contra los violentos.

¿Noemí?

Es una mujer de realizaciones. Ha desempeñado con resultados sobresalientes las responsabilidades públicas que le han confiado. Tiene una característica que le admiro y es su capacidad para armar equipos exitosos de trabajo. Creo que es una de las colombianas –junto con Marta Lucía Ramírez-, con suficiente talento para gobernar a Colombia.

¿Y los trillizos?

Cuando uno compara a Colombia con otros países de la región se da cuenta que tenemos excelentes dirigentes. Los llamados trillizos han sido los alcaldes más exitosos de la capital del país. Enrique Peñalosa sigue recibiendo reconocimientos a nivel mundial por su gestión del espacio público y de la movilidad urbana, entre otros. Obviamente sin olvidar que fue una sucesión de administraciones extraordinarias de varios alcaldes, comenzando por Jaime Castro.

Mockus introdujo por primera vez el componente pedagógico en el ejercicio de su administración. Los gobernantes olvidan con frecuencia ese elemento que es tan importante para darle sentido democrático al ejercicio del poder. Desde el punto de vista de la política social Lucho Garzón fue un alcalde muy valioso. Complementó la gestión de sus antecesores con un mayor contenido social de las políticas públicas, atendiendo especialmente las necesidades de los barrios del sur de Bogotá.

¿Cómo ve la situación de Norte de Santander?

La situación del Departamento me genera muchos interrogantes sobre lo que realmente ha significado para la región la descentralización y la aplicación de los sistemas político y electoral adoptados en la Constitución del 91.Tiene Norte de Santander una posición muy dramática en materia democrática porque la mayoría de los ciudadanos no son libres a la hora de elegir. Es una región con mucha pobreza, con demasiada exclusión social y, por ello, al momento de votar, esos ciudadanos lo hacen en función de resolver individualmente sus necesidades más apremiantes. Esa falta de libertad afecta enormemente los procesos democráticos.

Pienso que faltan líderes en nuestra región. ¿Usted qué opina?

Desafortunadamente nuestros dirigentes no están comprometidos con las grandes soluciones que se requieren. Estamos perdiendo oportunidades de desarrollo porque no tenemos una visión de largo plazo sobre la región que queremos construir.

¿Le gustaría repetir gobernación?

No. En realidad me gustaría ser alcalde de Cúcuta algún día, para poner al servicio de la ciudad mi formación y experiencia de tantos años en el sector público. Sin embargo, no estoy en el plan de conseguirlo, al menos por ahora.

¿Y congresista?

No. Definitivamente no. Me gusta más el poder ejecutivo que el legislativo; se pierde mucho tiempo en el Congreso.

¿Ejecutivo suena a Presidencia en un futuro, lo ha pensado?

No, nunca me ha pasado por la cabeza semejante aspiración. Pienso más en destinos relacionados con la administración de justicia o la educación, pero por ahora estoy más dedicado al ejercicio de la abogacía y a la actividad académica. Acabo de terminar una Maestría en Derecho Administrativo y estoy escribiendo.

¿Le gustan los toros?

Cuando era niño me encantaban y alcancé a soñar con ser torero. Hoy en día no soy partidario de las corridas porque son espectáculos en los que se maltrata innecesariamente a los animales.

¿Tiene alguna similitud la política con el toreo?

Sí, mucha. En las corridas de toros el torero corre mucho riesgo y cualquier descuido puede ser desastroso para su integridad. En la política ocurre lo mismo, y en su ejercicio se manifiesta lo mejor y lo peor de la condición humana.

¿Usted se torea a si mismo?

Sí, soy muy exigente conmigo mismo y me impongo grandes retos. Cada día quiero ser mejor persona, mejor profesional, mejor en todo sentido y eso me significa un enorme desafío cotidiano.

¿Cuál es su deporte preferido?

Me gusta el tenis, el fútbol, el básquet, pero nunca he sido deportista. Los fines de semana trato de hacer alguna actividad física, pero últimamente más en el gimnasio que en las canchas deportivas. Lo que sí disfruto muchísimo son los partidos de fútbol de mi hijo.

¿Qué color le gusta?

El rojo.

¿Por qué?

Lo asocio con el reto. Es un color intenso, implica compromiso.

Que sueños tiene…

Todos los seres humanos tenemos muchos pero van cambiando a lo largo de la vida. Cuando estaba en la Universidad mi deseo era hacer política. La hice y me siento satisfecho. Esa etapa ya fue superada. Actualmente mi sueño como abogado es publicar algo de lo que he escrito en el campo del derecho administrativo y, por supuesto, culminar mi vida profesional como magistrado de una de las altas Cortes. Como padre sueño con ver crecer a mi hijo y ayudarlo en su realización como persona.

Una decepción…

Me decepciona la irresponsabilidad con la que a veces se manejan los asuntos públicos, la mediocridad y la corrupción.

¿Ha sido feliz?

Esa pregunta me la hago con frecuencia y generalmente pienso que sí, porque he logrado realizar casi todas las cosas que me he propuesto.

¿Qué camino le queda por recorrer?

mucho camino. creo que la vida no le alcanza a uno para cumplir todas las metas.

¿Qué lo hace llorar?

Casi no lloro pero me pone muy triste la miseria, la injusticia.

¿Y reir?

El humor fino, el que no es vulgar.

Defináme en dos palabras:

Cúcuta
Sol radiante.
Profesión
Abogado.
Frustración
Deslealtad.
Alegría
Amor.
Añoranza
juventud.
Un nombre:
Rocío.
Rocío:
La mujer de mi vida.

¿Lo han confundido con Félix deBedout?

Sí, varias veces. Hace muchos años, cuando yo era gobernador, en unas fiestas populares de Ocaña un par de jóvenes que seguramente lo admiraban se me abalanzaron, me daban besos y me abrazaban, confundiéndome con el periodista. En Bucaramanga sostuve una conversación sobre noticias y radio con una congresista y todo el tiempo ella creyó que estaba con Félix. Esas equivocaciones han ocurrido varias veces y me dan mucha risa.

¿Qué dejé de preguntarle y hubiera querido decir?

En la etapa en la que me encuentro hubiera preferido hablar más de aspectos profesionales y menos de política. Como ya dije, mis sueños en la actualidad se orientan más a la consecución de objetivos como persona y como profesional del Derecho. La política me sigue pareciendo muy importante pero no desde la perspectiva del activista, sino del ciudadano común y corriente.


1 comentario:

Alvaro Riascos dijo...

Admiro mucho al DrLizarazo, de el aprendí mucho, pese a su juventud.
Fue mi más serio, confiable colaborador en mi período como Alcalde de Cúcuta.